A pesar de que siempre hemos contribuido a mantener y cuidar la vida en nuestros pueblos y comunidades, en la actualidad nos enfrentamos a muchos problemas por ser parteras y seguir atendiendo partos.
En algunos municipios del Estado las instituciones del Sector Salud nos prohíben atender partos y nos amenazan con quitarnos programas de apoyo si no obedecemos. A muchas mujeres que atendemos se les niega el certificado de nacimiento de sus hijos e hijas e igualmente se les amenaza con quitarles apoyos sociales si se atienden con parteras. No se respeta el derecho de las mujeres a decidir con quién y dónde quieren atenderse.
“Las parteras no se acaban aunque alguien así lo decida. Los niños y niñas siguen llegando en las comunidades. Yo dejare la partería cuando me muera, no porque alguien lo diga”
Cuando llevamos a las mujeres al hospital por alguna urgencia nos excluyen y no nos dejan acompañar a la mujer. En múltiples ocasiones, de manera prejuiciosa, nos responsabilizan de la situación de la mujer que trasladamos, hasta nos han llegado a decir que si algo sale mal nos van a meter a la cárcel o que tenemos que pagar multa.
Nos dicen que solo los doctores saben porque ellos si estudiaron. Se les olvida que nosotras hemos atendido siempre a las mujeres, desde antes de que hubiera doctores y que nuestros conocimientos tienen miles de años acumulados. Sabemos que como parteras nos tenemos que seguir preparando y estamos dispuestas a hacerlo, siempre que se respete nuestro trabajo, se reconozcan nuestros saberes y se tomen en cuenta nuestros derechos.